Me
siento perdida, abandonada, inmersa en el cuidado y atención de mis hijas.
Siento que soy madre las 24 horas del día, los 7 días de la semana y los 365 días
del año... Bueno, afortunadamente, quizás no tanto. Recientemente he podido
tener algunas tardes de disfrute personal, como ir al cine con mi marido (2
tardes en concreto), pero que ha sido un bálsamo de aire fresco.
A
veces también pienso que nuestra generación nos quejamos demasiado de la falta
de tiempo que tenemos para nosotras... quizás por que al tener los hijos más
tarde que las generaciones anteriores a nosotras (creo que somos la generación
que ha podido elegir el momento en que quería ser madre/padre), hemos
disfrutado de tanto tiempo de "ocio", hemos dedicado tanto tiempo a nuestro
disfrute personal, ya sea haciendo deporte, estudiando, viajando, etc. Que
ahora, que apenas nos queda tiempo, porque inevitablemente es así, nuestros
hijos nos necesitan, valoramos el tiempo que tuvimos en el pasado, al
menos es mi caso.
Hace
un rato estaba con mi hija pequeña durmiéndola, y me he acordado de cuando tenía
tiempo para estudiar inglés, tiempo para leer, tiempo para hacer yoga con
tranquilidad, tiempo para pasear, tiempo para meditar... Tan diferente a cómo
es mi vida ahora. ¡Ojo! no la cambiaría... pero no puedo evitar sentir añoranza
de tener todo ese tiempo. Me consuelo
pensando que algún día llegará, llegará el momento que no me necesiten para
irse a dormir, para hacerles la cena, para vestirlas, para peinarlas, para... ¡Qué
pena también cuando no me necesiten para tantas cosas... ! Realmente el ser
humano es un ser incoformista. ¿Cómo debían sentirse nuestras abuelas cuando su
vida era única y exclusivamente para trabajar y criar a sus hijos? ¿Se sentían
ellas también incoformistas o se conformaban? ¿Pudieron disfrutar de tiempo
para ellas?
A veces también pienso que esta sociedad nos hace creer a las
mujeres que tenemos las mismas oportunidades que los hombres, pero a la hora de
la maternidad, nos damos de bruces con la realidad que nadie antes nos ha
explicado. Sí tenemos las mismas oportunidades si renunciamos a nuestra faceta
de madre (que es muy lícito quién pueda tener otra persona en casa que ocupe su
papel) pero no todas las madres una vez hemos decidido dar el paso de formar
una familia queremos dejar en manos de otra persona nuestras funciones. Porque
¿de quién se acuerda un niño cuando está enfermo? de su mamá* ¿con quién quiere
estar cuando tiene miedo? con su mamá*, ¿creemos de verdad que estarán mejor
con alguien "extraño" como es un cuidador ajeno a la familia?. Creo para
ellos somos una parte clave en su vida y que tendría que haber una labor pedagógica
sobre la importancia del papel de las madres en los primeros años de nuestros
hijos, y como es necesaria su labor en casa, cuidando, educando, atendiendo...
Algo que se obvia y que, por tanto, se desconoce, hasta que no lo vives. En ese
sentido, creo que son necesarios talleres como el de El Parto es Nuestro:Descubriendo la maternidad donde explican los procesos fisiológicos que vive la mujer durante el embarazo,
parto y lactancia materna, algo que considero un buen inicio para la conciencia
del papel que tiene la mujer en la vida de sus hijos.
* Perdón por generalizar, pero es lo más
habitual, aunque sé que también hay muchos niños que quieren estar con su papá
en esas situaciones.