“Por los defectos de
los demás el sabio corrige los propios” Publio Siro
Es
curioso ver que cuando nos fijamos mucho en un defecto de otra persona al final
acabamos comprobando que ese defecto que tanto nos disgusta, en verdad nosotros
también los tenemos.
No
sé si alguna vez os habrá pasado, pero a mí ya unas cuantas veces desde hace
algunos años, cuando me dijeron esta frase:
“Al mirar los defectos de los demás debe ser una invitación
a reflexionar sobre cómo mejorar los nuestros” @inspirandonos
Y es
que a partir de ese momento fui consciente que cuando detecto un defecto o algo
que no me gusta de alguien y le doy vueltas a por qué no me gusta y cómo me
gustaría que fuera, acabo descubriendo que yo también lo tengo.
No
sé si conocéis esta frase, pero la decía mucho mi abuela, y también mi madre
“ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio”. Deduzco entonces que
desde siempre a todos nos ha pasado alguna vez, criticar una actitud o acción
de alguien, para después cometerla nosotros también.
Hace
unos días, estando de vacaciones visitando un pueblo medieval, muy bonito por
cierto, estábamos mi marido y yo con las niñas que no paraban de correr de un
sitio para otro, descubriendo cosas. Caían unas gotas que no llegaba a ser
lluvia, pero si nos mojábamos y estaba todo mojado también. Así que tocaban
cosas mojadas y de paso se mojaban ellas la ropa, secándose las manos en su
camiseta. La mayor también no paraba de querer subirse a muros y sitios altos,
y yo con miedo a que pudiera caer no
paraba de chillar y dar órdenes del tipo “¡para!, no toques el agua” “qué te
vas a mojar!!” “¡ven aquí!” “venga, vamos!”… y un largo etcétera que os podéis
imaginar.
También visitamos un campanario, al que para acceder había que subir una
escalinata muy estrecha y empinada, donde seguí gritando: "ten
cuidado" "mira hacia delante" "por ahí no"... En fin,
que yo misma me recordaba al personaje del padre de Nemo de la película
Buscando a Nemo que justo la otra noche estuvimos viendo. No dejaba hacer
a mis hijas casi nada y encima todo me parecía mal y gritaba. Justo lo que
muchas veces crítico que hace mi pareja, a veces, cuando llega a casa cansado, y está de mal humor. Algunas
veces he llegado a pensar que se pone como un energúmeno. Sí, esa es la palabra que me viene a la cabeza. Aunque a él no se lo había dicho hasta este día que os estoy explicando cuando me dijo que no había parado de chillar y que parecía una "energúmena" 0_0
curioso ¿verdad? justo lo que yo crítico que no me gusta que él haga a veces,
voy y lo hago yo ahora.
Así
que hoy estaba pensando que me gustaría ser menos como el padre de Nemo y sí más
como Dory, el personaje que todo le parece bien y se adapta a las
circunstancias siempre desde un punto de vista positivo . Y justo pensando en esto
he visto un tweet en Twitter que hablaba sobre un Rinoceronte naranja que Pilar
Martínez de Maternidad Continuum explica aquí muy bien. Y he descubierto que
incluso tienen una página en Facebook y unos grupos creados.
Así
que creo que voy a tener que apuntarme al reto de Rinoceronte naranja y a ver
si así consigo dejar de ser una energúmena ;)
Ya os contaré si lo consigo... o no