Con mi primera hija
no me compré ninguna mochila portabebés…no tenía claro si realmente me sería
útil o no en el día a día con mi bebé. Cuando mi hija tenía pocos meses, una
amiga me dejó una que le habían regalado a ella para su hijo. No era
ergonómica, es de las que el bebé mira hacia delante con las piernas en forma
de ranita. La probé un día, y para un momento sólo, subir los cuatro pisos
hasta casa de mis padres por las escaleras. No vi aquello ni cómodo ni práctico
ni a mi hija la vi a gusto. Descarté usarla y se la devolví a mi amiga, quién
me confesó que ella tampoco la había utilizado porque tampoco la encontró
cómoda.
Con el tiempo me fui
enterando de otros sistemas para llevar a bebés como los fulares y otras
mochilas que son más ergonómicas que respetan la manera natural de llevar a
nuestros hijos. Pero para entonces mi hija ya era un poco mayor, así que no
pensé en comprarme ninguna… además yo ya estaba embarazada entonces de mi
segunda hija.
Con mi segunda hija
lo tenía más claro y como había visto alguna madre llevando a su hijo en un
fular y me encantó, decidí comprarme uno para llevar a mi pequeña cuando
naciera.
Así que me compré un
fular con anilla (no de esos elásticos) pero mi segunda hija nació tan grandota
(4,120 Kg.) que cada vez que probaba a ponerla ahí dentro no la veía cómoda y
ella lloraba y gritaba… así que desistí, y también (no voy a negarlo) me
desilusioné y ¡mucho! No entendía qué era lo que hacía mal. Cuando mi hija tenía
unos 6 meses probé otra vez a ponerla en el fular y entonces ¡sí! se la veía
muy a gusto... ¡así que empecé a usarlo! Que contenta estaba y ella también,
llegó un momento que ella veía el fular y ya se empezaba a reír. Y cuando iba
dentro no había niña, no lloraba, no se quejaba, y muchas veces ¡se dormía!
Pero entonces, el
problema empecé a ser yo, que se me cargaba el hombro de llevarla (en ese
momento ella pesaba unos 9 Kg). Así que pensé que quizás lo mejor era comprar
una mochila ergonómica que parecía que repartía mejor el peso en la espalda.
Coincidiendo con estos pensamientos encontré a Brazos y Abrazos y me vino de
maravilla porque fue a través de ellas que me compré mi Boba Carrier. Ellas me asesoraron y me informaron muy bien de todas las opciones que tenía, además tengo que agradecerles la paciencia que tuvieron conmigo y mis problemas con el ordenador :P. Hace muy poquito que la tengo, apenas un mes, pero ya la he usado un montón. Ahora no se
me carga el hombro ni la espalda y mi hija va tan a gusto que muchas veces se
duerme en ella. Además me permite moverme con más facilidad por ejemplo cuando
voy a buscar a mi hija mayor al colegio y tengo que ir con mi hija pequeña
también, e incluso para poder salir a caminar por la montaña que nos gusta
mucho a toda la familia. Y por lo que más contenta estoy es porque mi marido
también la ha probado… ¡y le ha encantado! Y eso que él era un escéptico con el
tema del porteo. Todavía estoy alucinada… Así que recomiendo totalmente que
probéis el porteo natural, ya sea con fular o mochila, cada uno verá lo que le
vaya mejor en el momento :-)
Yo me arrepiento mucho de no haber sabido más sobre el porteo con pablo y tambien de haber tardado tanto en espavilarme con esto con adrián peeeeeeeeeero tengo MI boba desde hace 3 dias y ya la he usado 2!!! Y yo tb estoy muuuy contenta de haber "convencido" a emilio de comprarla. Ahora espero ansiosa el finde para q comience él a portear y para que descubra alguna de las increibles sensaciones y sentimientos q provoca!!!
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